12 jul 2012

ARTÍCULO "EL NEOLIBERALISMO, LA TIRANIA GLOBAL"


Desde el siglo XVIII el movimiento politicoeconómico liberal inició, en algunas naciones europeas y en Norte América, su desarrollo e implantación oponiéndose al despotismo, promoviendo la republica, las libertades civiles, el estado de derecho, la división de poderes y la democracia representativa de los propietarios. Por entonces, fue contestado desde la reacción por el conservadurismo, que abogaba por el retorno del absolutismo y las formas pretéritas de organización social estamental, y desde el progresismo, por las corrientes socialistas reivindicadoras de la extensión de los derechos políticos y la igualación económica.
No obstante, el “neoliberalismo” actual es un feroz conservadurismo que pugna por la destrucción de la democracia, el estado social y la economía mixta característicos de los Estados del Bienestar iniciados en Occidente tras la última guerra mundial del pasado siglo. Es una enorme conspiración reaccionaria “desde arriba”, de las élites de poder autoritarias y capitalistas, asistidas por sus cuadros empresariales, políticos, administrativos y culturales, y organizadas en torno a las directrices emanadas del “Consenso de Washington”, a lo largo de los años 80, entre  el Departamento del Tesoro de EEUU, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Privatizar las empresas y los servicios públicos, desregular los mercados financieros y laborales, eliminar las barreras y aranceles comerciales, blindar los derechos a la propiedad privada sin responsabilidad social, imponer una tributación fiscal regresiva y el predominio de los impuestos indirectos, disciplinar el gasto público… Un recetario que ha logrado, privatizando sobremanera los beneficios generales y los recursos naturales, desnaturalizar los Estados sociales democráticos, corromper la política y la economía, precarizar al conjunto de la población y esquilmar los ecosistemas.
Así, la globalización neoliberal ha terminado por amenazar gravemente la viabilidad social y la sostenibilidad planetaria del mundo. Su hegemonía tiránica y ecocida se ha tornado la mayor amenaza civilizatoria y ecológica de la historia: el irregular progreso hacia la emancipación popular y la autonomía ciudadana generales, y el incipiente reequilibramiento de nuestras técnicas de supervivencia material con los requisitos de sustentabilidad ecológica, están en serio riesgo de colapsar, subyugados a la desquiciada y bruta materialidad de los que, enajenados de todo humanitarismo y prudencia, se pretenden los amos de la Tierra y sus gentes, de cualquier modo y hasta el fin.
Urge desembarazarse de las manipulaciones interesadas y de las distracciones alienantes, es preciso despertar de este esperpéntico “sueño americano” vuelto pesadilla mundial. Empezando por denunciar la violación semántica que implica denominar “neoliberalismo” a lo que no es más que la reedición del diseño politicoeconómico opresor emergido en la época moderna. Llamar “liberal” a lo que es mera dictadura de los dueños del mercado, es una contradicción en términos.
Isaiah Berlin distinguió dos conceptos de libertad política, la “negativa” y la “positiva”. La libertad negativa es la que permite actuar, personal o colectivamente, sin que otros miembros o agrupaciones sociales lo impidan o coaccionen. En nuestras sociedades el ámbito de la privacidad es el característico de las acciones “liberadas” del control ajeno. La libertad positiva se expresa en la necesidad y la voluntad de poder desarrollarse como ser humano y social, en el derecho a decidir autónomamente, sin obstáculos exteriores. Y el neoliberalismo, como ideología a favor de las élites de poder, no cumple ninguna de estas finalidades liberadoras, más bien, las neutraliza.
En un mundo aún marcado por una  dualidad social extrema, entre unos pocos poderosos y los muchos desposeídos, cuando son los que “ya pueden” quienes actúan sin cortapisas y  hacen su voluntad sin limitaciones, eso no es libertad, es opresión y dictadura para la mayoría.
Xavier Aparici Gisbert. Filósofo y Secretario de Redes Ciudadanas de Solidaridad.