4 jul 2011

Solidaridad hindú en Teror


La colonia indostánica dona 3.500 kilos de comida a la Virgen del Pino.

A la Virgen del Pino no sólo la quieren, y mucho, los canarios. La comunidad indostánica en Gran Canaria se desplazó ayer hasta la villa mariana para rendirle un sentido homenaje a la patrona de la Diócesis de Canarias. Llevaron consigo 3.500 kilos de alimentos que serán repartidos entre los más necesitados, y en la capital dejaron otro tanto porque la crisis sacude a toda la sociedad de la misma, o peor, manera.

ANTONIO JOSÉ FERNÁNDEZ
TEROR
Aceite, arroz, azúcar, gofio leche, lentejas y pasta. Nada de esto falta desde el mediodía de ayer en la casa parroquial de Teror. Allí, a la vera de la Virgen del Pino, es donde ha quedado depositada la ofrenda que la comunidad indostánica de la isla -una de las colonias más numerosas de Gran Canaria con sus 5.000 componentes- ha llevado este año a la casa de la Patrona de la Diócesis de Canarias para mostrar su "agradecimiento" por la prosperidad vivida.

Como ya viene siendo tradicional, una amplia comitiva de esta comunidad se desplazó este viernes con estos 3.500 kilos de comida hasta Teror para ser luego repartidos entre distintos centros benéficos. Otro tanto quedó a buen resguardo en la parroquia de Santa Rita, en Vegueta, "porque hay casi 1.500 personas que ni siquiera tienen dinero para comprar un bono de guagua de 6,50 euros y dirigirse a Cáritas para comer", explicaba Manish Purswaney, coorganizador del acto junto a Ghanshyam Bhagwani.

Este hecho, lo del reparto de la ofrenda entre Teror y la capital, fue una de las novedades del evento de ayer, que también tuvo como dato curioso la incorporación, en calidad de invitados, de los miembros de la Asociación de la Orden del Cachorro Canario, con José Cabrera Tadeo al frente.

Los cerca de cien hindúes que se citaron en el templo siguieron con emotividad el encuentro. Se encendieron velas como gesto de hermanamiento, se colocó un centro de flores y una cesta que simbolizaba el contingente alimenticio y acto seguido se procedió a cantar malagueñas a la Virgen y a rezar un avemaría. Por último, un grupo de mujeres de la comunidad también tomó parte del envite con sus cantos.